“Si se reconoce como una de las responsabilidades fundamentales del Estado el impedir la inflación y la deflación,. . . ., no hay lugar para la idea tradicional de que el Estado debe recaudar en impuestos todo el dinero que gasta y que debe limitar su gasto a la cantidad de sus ingresos fiscales. . . Si el Estado hace uso de los poderes económicos para impedir la inflación o la deflación es eso lo que determina su gasto, la imposición u otros actos económicos que realice. Si de ello resulta, por causalidad, que el gasto del Estado es igual a sus ingresos fiscales el presupuesto está equilibrado y no es necesario ningún principio de equilibrio del presupuesto. . . .Se puede dejar desequilibrado el presupuesto y seguir impidiendo la inflación y la deflación, o bien se puede abandonar el propósito de impedir la inflación y la deflación para poder equilibrar el presupuesto”
AP. Lerner.
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